Singularidades vegetales. Con este apunte tratamos de definir algunas impresiones y sorpresas, que durante nuestra vida campestre, hemos ido experimentando en el Reino Vegetal. Hemos de confesar que las continuas observaciones de campo, nos han asombrado por nuestra alianza y amor a la Naturaleza, y por la pasión y emoción que nos ha invadido su realidad, belleza y funcionalidad. La Naturaleza nos viene demostrando infinidad de vivencias y fenómenos incomprensibles, los cuales estimulan nuestros sentidos y con ello hemos sido capaces de compensar y mitigar los efectos negativos de las atribulaciones de nuestra existencia.
Árboles. Cuando una persona observa un árbol, está sintiendo sin darse cuenta, la grandiosidad de la Creación; cuya evidencia supera con creces, cualquier insinuación ofrecida y manipulada por los intereses perversos, de los que gobiernan mal el Mundo. La Naturaleza sin embargo, siendo un enigma silencioso y patente, creemos en ella porque nunca nos decepciona; aunque algunas veces por su agresividad, lloremos por algún percance suyo. Ella fiel a sus principios y a la energía recibida del Cosmos, continúa su evolución con las mismas fuerzas y beneficios de siempre, desde su origen en la Creación. Todo su poder y servicio representa un disfrute verdadero y gratuito hacia el Reino Animal.
Los efectos biológicos de la Naturaleza, están fundamentalmente influidos, unos por el Clima, y otros en menor medida por la Geología; además de otros factores esotéricos o misteriosos. Por tales motivos, en los análisis observables directos sobre las mismas especies y géneros arbóreos, se notan claras diferencias en su morfología, por su situación geográfica y por algunas singularidades que vamos a comentar.
Abetos-Píceas. En estos especímenes de clima extremo, nos han llamado mucho la atención; en la diferencia que representan vegetando a igual latitud y en distinto meridiano. Los Píceas Abies-excelsa (verdes) vegetan en el cinturón biogeográfico Holártico Euroasiático; mientras las Píceas de Silka (Sichensis verde glauco) vegetan en el Holártico Norteamericano-Canadiense. Estos últimos árboles presentan más exigencias en humedad y clase de suelo.
Abetos-Pinsapo. Estos árboles extraordinarios, autóctonos de Andalucía (Málaga) y Norte de África (Atlas), poseen unas cualidades dignas entre sus congéneres, destacando su estética geométrica y su perfección acicular. Además observando su vigorosidad, en competencia con otros árboles de igual edad, o diferente también; ningún otro árbol les humilla; ni los cupresus arizónica devoradores. Vegetando junto a la fortaleza de las hayas se nota cierta familiaridad; no es extraño esta naturalidad, al observar su similitud en los colores, matices y tersura del tronco. También los pinsapos de Sedano son una excepción, no les afecta el efecto singular de adherencia de los líquenes y musgos invernales, que tanto desfiguran a robles, alerces, frutales y demás árboles en terrenos fríos y húmedos. A los pinsapos, los líquenes no se acercan a sus acículas de troncos ni a ramas, las tienen mucho miedo. Estos fenómenos los estamos viendo en árboles procedentes de semillas traídas de Sierra Bermeja, y plantadas anormalmente, en macetas con enrollamiento de sus raíces, en Sedano (Burgos) hace 45 años; los cuales trasplantados después, se han adaptado perfectamente al clima frío y suelo.
Tejos. De las particularidades de los Tejos, solo conocemos su belleza escultural viviente, ejercida por los grandes artistas jardineros, y agradecida por la ciudadanía sensible al bien hacer. Si Paris se vanagloria de la Avenida de los Encantos, del Jardín Botánico de Versalles, con sus tejos transformados en esculturas simétricas, paralelas y meticulosas; ¡Burgos que no se acompleje! porque con su Paseo del Espolón, enseñoreado con sus biológicos y majestuosos tejos, menos retocados, y los Plátanos hispánica bien podados, es un museo natural esplendoroso. Somos rivales de Francia, no solo con estos árboles, sino con las Acacias tardías de Burgos (Sofora japónica); situadas en el Espolón, Vara y La Isla con sus flores casi otoñales. Estas acacias jalonan todos los bulevares de Paris.
Sicómoros. Aunque Burgos no tiene ningún árbol de esta especie exótica mediterránea, conocemos someramente algunos de sus caracteres especiales; siendo el principal, su composición o dicotomía entre higuera y moral. Esta singularidad se manifiesta, una vez podados en invierno, con su fruto incipiente del moral a principios de primavera, y con sus hojas de higuera, grandes y extraordinarias, al final de la misma primavera. Estos contrastes los hemos observado con la climatología cantábrica.
Abedules. De estos árboles Euro siberianos (Betula celtiberica) habría mucho que decir, solamente he sido testigo de ver un ejemplar de 4 m (convertido en ocupa silvestre) sobre un alto tronco de roble pirenaico envejecido, pero viviente; en una dehesa de Riocavado de la Sierra, lugar de Montzaballa. Otra singularidad observable es que la blancura nívea de sus troncos, se contrasta y se evidencia muchas veces con el negro de la contaminación atmosférica en las ciudades.
Nísperos. Estos árboles frutales presentan entre sí; como ningún otro, unos caracteres excepcionales, diferenciados en su biología estructural. Solamente vamos a comentar la diversidad entre las dos especies que vegetan en la Península Ibérica. Ambos árboles pertenecen a la familia de las Rosáceas. Sin embargo otra especie exótica americana y tropical es de la familia botánica de las Sapotáceas.
En nuestro país y por su situación climática, las dos especies de Nísperos son: Níspero del Japón (Eriobotrya japónica) que vegeta en el Mediterráneo, sobre todo en Alicante. Su fruto es de color naranja y se presenta en el árbol de forma arracimada. La otra especie europea, es el Níspero castellano (Mespilus germánica) de fruto leonado algo peloso cuando está maduro. Este fruto con mucho tanino, se produce en el árbol de forma individual en las ramas. Entre estas dos especies, hay también una diferencia especial. Mientras que en el castellano y caducifolio, se recogen sus frutos en Noviembre, para saborearlos en Diciembre, pastosos y ricos; el del mediterráneo perennifolio, comienza en este tiempo a iniciar su floración.
Arbustos. Creemos que la funcionalidad de estas plantas, obedece más a producir flores para estimular los sentidos de los seres humanos y animales. Si habría que escoger algunos, para clasificar y graduarlos con sus beneficios de olor, color y sabor, nos inclinaríamos respectivamente por las madreselvas, brezos y (romeros-tomillos-oréganos).
Arbustos invasores. Entre los arbustos que hemos visto colonizar recientemente una parte del territorio de Burgos; precisamente por los linderos de la AP Burgos- Bilbao, desde Miranda a Subijana; nos ha sorprendido la vegetación de una planta compuesta muy singular; Inula crithmoides, citada por los botánicos, como importante, en muchos países del Mediterráneo. Esta planta la identifiqué por primera vez, hace varios años cubriendo las montañas del Sur de Alicante y Murcia, en el mes de Octubre, extrañándome su floración fenológica muy tardía otoñal, igual que la actual en Burgos. Hoy me extraña la identificación que hacen todos los botánicos, cuando dicen tratarse de una planta halófila o de los saladares, cuando en Burgos vegeta con enorme vigorosidad por terrenos básicos terciarios. Quizá su biotopo obedezca más a su individualidad colectiva, al clima y a su agradecimiento a terrenos abiertos a pleno Sol sin competencia de otras especies.