URREZ, UN PUEBLO CON VIDA

 

En las lejanías meridionales de la capital de Burgos, bajo las estribaciones del núcleo montañoso del Mencilla, perteneciente a la Sierra de la Demanda occidental, se encuentra este pueblo de 1150 metros de altitud, mejor dicho, una aldea de campos adehesados y con excelentes recursos ganaderos.

El significado del nombre Urrez, viene de resonancias ibero-euskaras (agua no), el cual hoy en castellano, se la pudiera relacionar, con el nombre de su vallejo principal junto al centro  habitable del pueblo (Aguatraga). Quizá este nombre medieval fue debido, porque participando de la propia escorrentía acuosa y septentrional de la serranía mencionada de la Demanda, hoy este espacio del citado vallejo, no ha tenido en el estío ninguna agua superficial.

Hoy este pueblo de Urrez tiene muchos y buenos alicientes, aquí su reducida y bien avenida ciudadanía, presenta unos rasgos en las caras de sus vecinos muy aceptables, donde se puede descubrir una psicología muy clara y con ella un ejemplar comportamiento. Creemos sin equivoco, que tales atributos de armonía y buenos quereres, son el reflejo inferido por la Naturaleza y el Habitat privilegiado de Urrez.

Hoy día por los terrenos de este humilde pueblo, campean y pastan con placer y libertad 700 vacas de raza Pirenaica y Limusina, según sus ganaderos. Es precisamente en el umbral de aproximación a Urrez, donde está la Dehesa de Matallana, que es el punto de encuentro de los semovientes, al ocaso del Sol, para recogerse por si solos, para ser dirigidos por sus dueños ganaderos, a los diferentes establos. Los pastos en estas alturas de 1100 metros, no pueden ser más provechosos, solamente hay que observar los niveles topográficos y alomados de Urrez, para descubrir que sus pastizales son óptimos, porque participan del suficiente equilibrio y humedad del suelo, para generar buenas yerbas y gramíneas.

 

El centro rural de Urrez a pesar de su lejanía, creemos que está bien abastecido. Allí se puede comer como en el mejor restaurante de postín. No falta en el Mesón y La Cantina, ningún plato para poder saborear las excelencias de la cocina, que sin grandes manteles y servilletas bordadas, dejan a los comensales bien servidos y mejor nutridos. Recordamos a los mineros de Barruelo de Santullán, que allí comieron hace años, quedando anonadados con la cocina de Isi Urrez. Estos mineros vinieron a hacer los pórticos de las bocas de minas de Pineda  y Riocavado de la Sierra.

 Todos los caminos que llegan a Urrez son normales y bien accesibles; uno de ellos es el Ferrocarril Minero de la Demanda, hoy Restaurado como Vía Natural, en cuyo itinerario están los lugares singulares de: Aguatraga, Laguna de Gallintinero, Túnel de los Andalvaros y Puente Santis.

UN PINTOR REALISTA EN PORTUGALETE

 

Hace muchos años conocí a este pintor en una exposición de sus cuadros en una sala de Bilbao; fue por el año de 1963 aproximadamente. Todos sus cuadros eran paisajes urbanos, pintados en aquellos momentos. Eso sí,  detallados con extrema naturalidad; los cuales eran los más prácticos y apreciados por las personas que querían decorar las paredes de sus casas, con paisajes cercanos, conocidos y atractivos.

Este pintor cuyo nombre Diego Antona; era un hombre sencillo y tranquilo, que te hablaba y oía con el pincel en una mano y la paleta en la otra. Su mirada era familiar pero firme, y su oído atento a cualquier insinuación. Su exposición pintada días antes de la exposición, presentaba los rasgos de un pintor sereno, cuyas  trazas  verticales y horizontales eran muy precisas, y las pocas líneas curvas no tenían desvíos. El colorido de sus cuadros reflejaba el realismo de los diferentes matices de los contornos urbanos, generalmente  macilentos y poco coloristas de aquellos tiempos.

Entonces pude comprobar que a este pintor, Bilbao le entusiasmaba y buscó los lugares más populares y atractivos para su catálogo expositivo; como: Las Siete Calles, y su iglesia de San Antón, con el Mercado de la Ribera y el puente sobre el Nervión; Archanda; La Gran Vía, con su gran edificio singular INDATZU ERDIKOA lenetxea; el monumento al Sagrado Corazón y algunos  otros. En aquella exposición le sugerí  que diese un recorrido por Portugalete y pintara la Ría del Nervión, con el Puente Colgante, La Basílica y sus tilos que sombreaban “El Campo”; también El Dique de pescadores de mojarras y chipirones, situado junto a la Estación del Ferrocarril Santurce-Bilbao; y así lo hizo, llegó a Portugalete con todo su instrumental, sobre sus hombros, dejando una huella de su pintura.

Este encuadre de mar y tierra, nos muestra el Portugalete de aquellos tiempos de 1963. El solitario embarcadero del Dique de la Canilla, sin remolcadores y con sus lanchas, botes y motoras. Un barquichuelo de alta chimenea y proa alzada por bajo del Puente Colgante. El mirador de episodios del Campo de la Iglesia con sus tilos; simbolizando todo; el faro de recalada del Mar Cantábrico a la Ría del Nervión.

Durante estos años el espectro de Diego Antona no ha sido ajeno en mi vida; porque tengo que confesar que la continua visualización de su pintura, ha estado presente en el recordatorio hacia el; pero sin conocer la existencia y el paradero de este hombre. Ha sido necesario recientemente, por mi práctica a través de Internet (Google) su localización en Málaga y con ello algunas de las exposiciones de su pintura actual; las cuales  reflejan el no va a más, de su estilo  hiper-realista, del ayer y de hoy.